En un nuevo viaje...

Son las 10:52 a.m, y me encuentro en mi trabajo. He decidido comezar este viaje íntimo. Quiero explorar cada parte de mi, cada sensación, cada emoción, cada sentimiento.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Una llama...que es una llamita

No había contado de mis niños....bueno, dentro de mis actividades los días sábados soy maestra. Pero como siempre...creo que siempre hay un consentido -Adriel-.
Adriel fue mi alumno el año pasado; ahí lo conocí. Y su historia es muy similiar a la que muchos niños viven aquí, en Tabasco.

Cuando acepté el cargo de maestra de Kinder I,  que significaba trabajar con niños de 3 a 5 años, yo no era la mujer más maternal que había. Y eso fue un reto enorme. Cultivar la paciencia. Aprender a guiar a otros. Saber como dirigirte a los pequeños. Uff!!! Que puedo decir que algunos no hayan vivido ya.

Cuando llegué por primera vez al salón de clases, conocí a Adriel. Un niño a primera impresión grosero, mal educado, inquieto, no conocía de reglas ni de nada. En pocas palabras un niño salvaje.

Mi primer reto fue tratar que aceptara que había una autoridad en el salón y que era yo. Después, tuve que estudiar su comportamiento. Un niño de 4 años no es natural que se comporte así de esa manera. Algo debía estar mal detrás, algo lo afectaba.

Me acerqué cautelosamente a su abuelita. Mujer de más de 60 años que con mucho esfuerzo llegaba a la iglesia y me lo entregaba, confiando que cuidaría de él. Cuando comienzo a platicar con la señora. Ella no aguantó e irrumpió en llanto. Contándome las penas que la agobiavan. Su hija....la mamá de Adriel se convirtió en el propio verdugo de su hijo. No lo quería o si lo quería; no se lo demostraba. Se lo heredó a su mamá. Se fue con otro hombre. Y solo se llevó a su 3er hijo. Y cuando veía a Adriel, solo lo maltrataba. No se interesaba por el y jamás lo cuidaba. Ahí estaba el problema. La falta de amor, atención, cuidado, respeto, comunicación, que un niño requiere para su desarrollo emocional y demás.


Mi segundo paso fue tratar de acercarme a Adriel y que me viera como alguien en quien pudiera confiar. Él -por la situación emocional y familiar que vivía- no sabía quien en verdad lo quería. No sabía recibir amor. Siempre a la defensiva, siempre rechazando todo, simpre de rebelde y llevando la contraria a todo lo que se le indicaba. Sin embargo, cabe mencionar que Adriel es un líder nato. Él, tan solo con el hecho de pararse de la mesa y aventarme las crayolas y gritarme; "No quiero" los demás niños lo seguían y después tenía una revolución en mi salón de clases.

Comencé por esperarlo en la puerta del salón todos los sábados muy puntual. Le abría la puerta. Lo saludaba muy emocionada por verlo. Le daba la mano, le preguntaba cómo estaba, como le había ido en la semana, y si me dejaba, me acercaba a darle un beso. Las primeras ocasiones él ni si quiera me escuchaba. Se pasaba de largo. Me ignoraba por completo como si yo no existiera, como si yo no estuviera parada frente a él, como si el no escuchara. La abuelita le decía; saluda Adriel a tu maestra, te está hablando. Ven!. Y no venía.

Muchos sábados más pasaron, hasta que poco a poco él me dejó acercarme más físicamente. Un día conseguí un riquísimo abrazo de sus bracitos tiernecitos. Después fue un beso o quizá muchos. Conseguía con mayor facilidad involucrarlo en las actividades de pintar con crayolas -le encanta-. También escogía los cantos que a él más le agradaban para motivarlo a cantar. Debo reconocer que volqué mucho mi atención en él. Nunca creo yo, descuidé a los otros pequeños, pero él me arrancó el corazón.

Varios meses después, vi los frutos de las acciones emprendidas. Un día, Adriel estando en la iglesia, en la hora más solemne -el culto divino-. Se soltó de la mano de su abuelita y salió corriendo hacia ami. No podía creer lo que estaba pasando. El niño aquel que me ignoraba, me estaba buscando.
Hubo sábados en que la situación yo veía que no mejoraba. Eran unos berrinches tremendos. Se tiraba al suelo, aventaba cosas, y no dejaba que nadie lo tocara. Después de intentar abrazarlo y calmarlo y al ver que no mejoraba, decidía ignorarlo para hacerle saber que su comportamiento es incorrecto. A veces lo entendía, a veces no.

Adriel me regaló una de las experiencias más bonitas de mi vida. Encendió una llama que antes no existía en mi corazón. Él ahora es una llamita.

Una ocasión, Adriel llegó con moretones en su cara, y algunos otros rasguños. Al principio creí que se había caído por lo inquieto que es. Sin embargo algo en mí decía -pregúntale-. Al preguntarle me llevé la sorpresa de que su mamá le había golpeado y dejado esas marcas. Ese día estuve que ni el sol me calentaba. Quería salir en busca de esa mujer capaz de hacerle semejante daño a su hijo. Quería enfrentarla y que se atreviera a tocarme a mi. Y dejarle en claro que hoy Adriel tenía quien lo defendiera. Sin embargo, tuve que guardar mi ira y hablar con el niño. Decirle que él tenía que cambiar su comportamiento. De alguna manera era para protegerlo, pues los golpes se habían originado a causa de la rebeldía de Adriel.

Al cumplir los 5 años. Adriel tuvo que ser promovido al siguiente departamento. Ya no estaría más a mi cargo. Pero a veces, el se las ingeniaba para dar un vistazo a mi salón o yo al de el.

Hoy, que me invitaron a particiapar en otro reto -para mí-. Ser maestra de cuna, trabajar ahora con los más pequeños de la iglesia, sus edades oscilan entre los 0 a 3 años. Cuando acepté, me temblaba todo, si...pudiera decir que acepté casí en automático, ni si quiera lo pensé, aunque después llegando a mi casa, me puse a pensar...-Dios...por que yo?-. 

Al llegar el primer día de clases, lamentablemente no pude asistir, ese sábado amanecí con una tremenda alergia cosa que jamás me había pasado. El segundo sábado, llegué muy temprano al departamento y me senté a esperar a las demás maestras y niños. Cuando llegó la Directora del departamento, creí que me regañaría y que no me permitiría seguir con el cargo. Me acerqué y le extendí una disculpa por mi ausencia, pero que estaba dispuesta a dar lo mejor de mí, solo era cuestión que me explicara mis funciones.

Al estar escuchando atentamente a la Directora sobre las explicaciones acerca del material que utilizaríamos y las actividades que llevaríamos a cabo, las cuales yo ni conocía, de pronto irrumpió en la habitación una pequeña con pasitos muy seguros y firmes. Tomó su bote de trabajo, escogió un asiento en primera fila y se sentó.

Al percatarme de su comportamiento, debo decir que me sorprendió de una forma grata. Pues ella venía sola. Venía contenta. Y no necesitaba de nadie para indicarle lo que tenía que hacer. Es necesario comentar que todos los niños que acuden al departamente son llevados por sus mamá, papá o ambos y en algunas ocasiones hasta los abuelos se presentan. Cómo era posible que una niña de escasos 2 años, hiciera lo que estaba ocurriendo frente a mis ojos.

Poco tiempo después supe su nombre; Yamilet. Inmediatamente para mí su nombre lo relacionaba al de -Niña fuerte, valiente, inteligente, independiente- y....hermana menor de Adriel.

                                                                    Luckysita