Ya había pasado mucho tiempo sin que la inspiración llegara a mi...y hoy; creo que ha sido un día diferente puesto que por fin me decidí a volver a escribir. La mente revuelca tantos recuerdos, tantas historias que se meten por la piel y se exhalan por la boca.
Que difícil es darse cuenta que todo lo que construyes o -crees- que construyes en un abrir y cerrar de ojos puede cambiar. Me pregunto ¿Qué pasa por la mente cuando las palabras dicen una cosa y los gestos otra? ¿Qué puede ser más difícil que preguntarle a una persona y saber la verdad antes de preguntar? O peor aún ¿Qué puede sentir la persona que te miente fríamente viéndote a los ojos? Oh! qué difíciles situaciones en las que por azares del camino uno se convierte en cliente de ellas.
Hace días fui clienta de una mentira -aunque piadosa, mentira- mentira que al fin y al cabo hoy no me deja tranquila. Ver esos ojos en los que ayer me reflejaba hoy verme empañada. Pero lo verdaderamente atroz es que -nada puede volver ser como antes- ese brillo espectacular que la mirada, la mirada de la verdad puede reflejar es inigualable. Esos ojitos por los que antes me quedaba colgada hoy solo me hablan de nada.
De pronto sientes que estas en un avión y todo es tranquilidad, de pronto algo sucumbe y te hace despertar. Es como una ola gigante que te atrapa y cuando quieres salir a respirar vuelve a zambullirte. Y esa zona de confort ha quedado atrás, donde antes plácidamente reposabas tu cabeza hoy se siente áspera y rudeza.
