Hace 10 meses toqué varias puertas y la mayoría estuvieron cerradas. Por alguna razón Dios me permitió tocar una más; en esta ocasión fue la UPMP. Dios nunca se equivoca. Quiero dejar en claro que jamás me hubiera pasado por la mente que aquí -en la UPMP- encontraría mucho crecimiento. Para mí -la perfora- como se le llama, era sinónimo de rudeza, de protagonismo, de prepotencia, de maldad, de ogros y todo porque de donde yo venía esa era la concepción -la pesada-.
Mi primer contacto con ésta área fue un hombre con un semblante serio, que en sus ojos uno podía mirar tranquilidad y sensatez. Madurez, reflexión y prudencia fueron –creo- lo que me inspiró a primera vista. Posterior a la entrevista de trabajo, me asignaron mis funciones, un lugar físico y me dieron todas las instrucciones necesarias para empezar a trabajar.
Los días fueron transcurriendo, se iban sumando semanas de trabajo intenso, meses al calendario, momentos al recuerdo y sentimientos al corazón. Hoy quiero expresar mi gratitud y respeto a través de estas líneas a cada uno de las personas que trabajan en ésta área, mis amigos. Si, amigos que construí en un tiempo y un espacio. Personas que vale la pena conocer, -gracias por permitirme hacerlo-. Ustedes que compartieron conmigo mi viaje por la UPMP a lo largo de este tiempo.
Hoy concluyo una etapa más en mi vida personal y también profesional. Sepan que no me voy con las manos vacías, -me llevo- esos momentos que compartimos juntos, las grandes pláticas, los momentos de relax, el intercambio de experiencias profesionales, escuchar lo que cada uno tenía que decirme detenidamente fue un regalo para toda la vida. Prestar atención a sus anécdotas de campo fueron lo mejor manera de integrarme al equipo de trabajo.
Hoy me toca a mí; seguir este viaje, emprender nuevos caminos, tomar nuevos retos, buscar nuevas oportunidades, hoy me toca a mí alzar el vuelo.Que siempre lleven en su mente lo mejor de mí.
· Ing. Gerardo Cuevas; a usted primeramente por haber confiado en mí, brindándome la oportunidad de integrarme al equipo de trabajo. Por escucharme y orientarme, por ser un roble que bajo su sombra uno se puede sentar a tranquilizar las emociones.
· Ing. Fermín Guzmán; abrir su cofre de sorpresas para compartirlo conmigo es algo que atesoro. Regalarme en cada una de las pláticas su experiencia profesional incalculable el valor. Su sentido del humor genial.
· Ing. Fernando Siles; sus finas atenciones hacia mi persona no habría con que pagarlas. Su apoyo, respeto, y esa chispa que siempre mantuvo para hacerme reír cuando todo iba en picada, créame que vuelvo a reír al recordarlo.
· Ing. Arturo Flores; el trabajo acompañado de una deliciosa taza de café colombiano fue buena combinación. El intercambio de ideas a veces en paz y otras abruptamente, también enriquecieron los momentos.
· Ing. José Elizalde; su carácter y fuerza es visible en todo momento. Su apoyo en aquél momento donde el temperamento le ganó a la razón fue valioso. Su siempre sonrisa enmarcaron las mañanas.
· Ing. Héctor Arredondo; pocos momentos pero valiosos. Compartir el gusto por los cafés, los trabajos técnicos y las redacciones reforzaron los lazos. Su liderazgo y responsabilidad visible en todo momento.
· Ing. Alejandro Pérez; el flujo del efectivo del dinero, las inversiones, el manejo de las finanzas y el emprender nuevos desafíos en esta economía inestable es la característica de un hombre que camina con Dios.
· Ing. Rubén Alicano; por esos consejos no pedidos y siempre escuchados por mi persona; prestando atención a todo lo que su experiencia decía. Por resguardar mi laptop y las galletas de contrabando, le agradezco.
A todos, por compartir mí disciplina, mi estilo de vida, mis miedos, mis alegrías, mis sueños y por qué no también mis tristezas, gracias.
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